viernes, 21 de octubre de 2011

EL PARQUE CON MI ABUELO

Querido diario:

Hoy me he escapado a dar una vuelta por el parque, hace ya un mes que me han dado de alta en el hospital pero dicen que me tengo que quedar en mi habitación unos días más y eso es muy aburrido. He ido al parque porque es lo que más me apetecía, estaban allí mis amigos del colegio, pero nunca quieren jugar conmigo. Además como este año tuve que estar en el hospital pues no están acostumbrados a hacerme un hueco en los juegos. Por eso he estado sentado en un banco hablando con mi abuelo que siempre va a pasear por el parque por las mañanas.
Esta semana lo he visto tres veces y me gusta mucho las cosas que me cuenta, me habla de cuando era niño y del pueblo, del campo, de como montaba a caballo y cosas de esas. Me habla también de la abuela, que la echa de menos y yo también porque hacía unas rosquillas más ricas que las de mamá. Me pregunta por mis padres, que como no se ven pues no está nada enterado de lo que pasa en casa, de que a papá le han echado del trabajo y se pasa el día en el bar, y de que mamá está muy triste y preocupada porque sigo malito. Yo le conté lo del hospital y que no me gustó nada de nada, que sientes siempre frío aunque tengan la calefacción a todo trapo, que la gente es muy seria y casi no hablan contigo, además a veces me hacen daño. Desde que estoy en casa estoy más a gusto, porque mi mamá me da muchos besos y me cuida mejor. Además siempre me hace para comer mis platos preferidos. Lo malo espero el médico me ha dicho que tengo que tomar un montón de pastillas y mi madre está muy preocupada.
Lo de las pastillas no me gusta nada, así que hago que me las tomo pero las escondo debajo de la lengua y luego las tiro al water, porque cuando me las tomo luego estoy muy cansado y no tengo fuerzas para escaparme al parque y ver a mi abuelo. No se lo puedo contar a nadie porque no quiero que se preocupen por mí y piensen que me puede pasar lo mismo que al tío Julio.
Cuando llego a casa me pongo otra vez el pijama para que mi mamá no vea que fui a jugar y me meto en cama. Es tan buena que no se entera de nada, a veces me toca lavar los pantalones en el lavabo y ponerlos a secar debajo de la cama, pero nunca me ha pillado. No le puedo contar que veo al abuelo, ni que he hablado con él. Eso si que le pondría muy triste a mi mamá y por eso prefiero no contarle nada, supongo que bastante tiene con lo de papá y con que esté en cama y malito.
Antes de que me llevasen al hospital le contaba siempre a mamá que veía al abuelo y le contaba las cosas que hablaba con él y ella se ponía a llorar, siempre se pone sensible. Mi familia siempre ha tenido cosas de estas, o se quieren mucho o no se pueden ver delante. Es siempre como si estuvieses montado en la montaña rusa, lo que pasa es que no sabes cuando estás arriba ni cuando estás abajo.
Igual es mejor que vuelva a tomarme las patillas y deje de ver a mi abuelo, que yo ya sé que se murió el año pasado y que solo lo puedo ver yo en mi imaginación, pero me hace mucha compañía y le echo de menos. El parque sin mi abuelo es mas aburrido. Igual me porto bien para que mi mamá no esté más triste y se arregle más para salir a la calle y sea la más guapa del barrio, como siempre ha sido.